On 21 abr 2010 0 Comentarios

Si ha dejado de ser así prefiero ni enterarme, pero yo lo mucho que he podido leer sobre la historia del Sevilla FC me habla de una sociedad amable, trabajadora y deportivamente muy señorial. Por este motivo, a cualquier sevillista no le queda más remedio que estrechar la mano y reconocer los méritos de un equipo como el Real Club Deportivo Mallorca. Ahora es un buen momento, porque nadie sabe como acabará esto, de reconocer que los baleares lo están haciendo de maravilla. El club vive uno de esos momentos raros, pero sus estadísticas son excelentes: es cuarto clasificado reduciendo a 4 puntos la distancia con el tercero; su estadio es un fortín del que solo se han escapado seis puntos en lo que va de temporada; tiene el tercer mejor ataque, con 52 goles marcados; y la tercera mejor defensa, con 37 goles recibidos. Pero los números no son todo para explicar la envidiable situación del conjunto entrenado por Gregorio Manzano.

Reconocimiento al Mallorca

La defensa parece trabajar sin esfuerzo; el centro del campo toca el balón con la delicadeza de Borja Valero, el recio mando de Pep Martí y la presencia del Chori Castro; arriba, hasta el camerunés Pierre Webó parece haberse contagiado de la pegada de Aduriz. Quizá los tiempos mágicos no duren mucho, pero de momento estos obreros en el paraíso se permiten toda clase de fantasías... y todas les salen bien. Peleando mano a mano con dos colosos como Sevilla y Valencia, con 100 y más de 100 millones de presupuesto respectivamente. Sin embargo el club bermellón está en venta, con una deuda considerable, y además acumula numerosos retrasos en el pago de los salarios a sus jugadores. Una crisis que hubiera enrarecido el ambiente de cualquier vestuario de la máxima categoría del fútbol nacional. En cambio en el Mallorca, impera una unión propiciada por los propios jugadores y tutelada por Manzano. Todo parecen risas y alegría.

La dichosa ley concursal podría privar de disputar competiciones europeas a este sensacional grupo de deportistas si se lo ganan en el campo. "Un club con esas deudas no debería poder jugar contra los que hacemos sacrificios para cuadrar las cuentas", dirán algunos. En parte, no les falta razón. El caso es que en el estercolero financiero de nuestro fútbol ha nacido una flor... veremos cuanto tiempo vive.

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