La imagen dada por el equipo no solo aparta de un plumazo la esperanza de pelear por la tercera plaza, sino que pone en serio riesgo la cuarta. En estos momentos, hay claramente bastantes equipos mejores que el Sevilla FC en todos los sentidos, flaco favor se haría en no reconocer la evidencia. Del mismo modo, dañarían seriamente al club aquellos que se empecinen en defender lo indefendible, poco ayudarán los que nieguen la evidencia y no reconozcan que hay jugadores que no pueden vestir ni un minuto más la camiseta del primer equipo. Señores a los que hay que dar salida inevitablemente este verano, si es preciso en traspasos a coste cero, regalados... Todo sea por no seguir gastando dinero en ellos y de paso evitar que avergüencen a la afición en más ocasiones.

Resulta espeluznante la metamorfosis que ha sufrido este gran equipo de fútbol en los últimos dos años y medio, pasando de ser un equipo campeón a un equipo totalmente mediocre. La remodelación que deberá sufrir la plantilla en el próximo mercado estival tiene que ser radical, siempre que se quiera retornar a esa idea y a esos principios que hicieron de este club uno de los grandes de Europa. Empezando obviamente por el director de la orquesta, un entrenador que a estas alturas ya debiera saber que va a dirigir al Sevilla FC la temporada próxima e incluso estuviera al tanto de las operaciones.