Nadie cuestiona los conocimientos de Jiménez sobre la preparación de jugadores, no en vano a llevado al filial donde nadie lo hizo, fue uno de los artífices de carreras tan exitosas como las de Navas, Sergio Ramos o Reyes. Pero tampoco es un secreto que cada vez tiene más difícil seguir al frente del equipo a final de temporada. El sueño de todo sevillista, al menos eso creemos, es un club en el que Manolo Jiménez sea su cabeza visible por muchos años, señal de que todo iría bien.

Pero como ya dijo el presidente Del Nido hace algún tiempo, la continuidad de Jiménez (como la de cualquier entrenador en el mundo del fútbol) está supeditada a los resultados. Hasta ahora estos resultados están siendo bastante irregulares, dando sensaciones muy dispares de un partido a otro, dando señales de desequilibrio al no mantener una línea fija de juego. Desde muchos sectores del sevillismo se apunta a nombres como Marcelino o Ernesto Valverde para la próxima campaña.

Aunque a nadie se le escapa que a algo más de diez partidos para el final de la temporada, el apoyo y la unión de todos será crucial para el logro de los objetivos propuestos al inicio del ejercicio. Un último esfuerzo tras el que habrá que meditar muy mucho sobre estos asuntos, tendrán largo trabajo en la cúpula directiva del Ramón Sánchez-Pizjuán.