Cuando un equipo se hace grande son muchos los síntomas que demuestran esa condición: el buen juego, la admiración, la atención periodística, los títulos o el respeto de los rivales. De todo eso se da uno cuenta repasando los análisis y las valoraciones que se hacen del Sevilla en esta temporada en la que, por ahora, no están saliendo las cosas como se esperaban.
Son constantes las tertulias televisivas y radiofónicas, incluso a nivel nacional, que prestan su atención y valoran lo que le está ocurriendo a este equipo. Es difícil llegar a un entendimiento al respecto; la posible salida de Alves en verano, la pérdida de Antonio Puerta, la espantada lamentable de Ramos, las lesiones constantes, la Copa África ahora... son muchos los condicionantes.
Son constantes las tertulias televisivas y radiofónicas, incluso a nivel nacional, que prestan su atención y valoran lo que le está ocurriendo a este equipo. Es difícil llegar a un entendimiento al respecto; la posible salida de Alves en verano, la pérdida de Antonio Puerta, la espantada lamentable de Ramos, las lesiones constantes, la Copa África ahora... son muchos los condicionantes.
El sabor de la derrota es algo a lo que se está acostumbrando peligrosamente el Sevilla de esta temporada, a día de hoy ya se llevan perdidos los mismos partidos que la pasada campaña completa. Y es en este otro extremo, el de las derrotas, cuando también se puede apreciar el enorme crecimiento del club de Nervión.
Llama mucho la atención la forma de celebrar las victorias de los rivales, la pasión, las ganas que tienen de vencer a este equipo. Un Sevilla que lo ha sido todo desde hace dos años y medio, el rival a batir al que todos quieren ganar. Fue precisamente en Barcelona, allá por la cuarta jornada, cuando el Sevilla encajó su primera derrota.
Sorprendía bastante ver la celebración de los goles del FC Barcelona, los jugadores estaban enloquecidos, la gente chillaba como si de un clásico frente al Real Madrid se tratara, todo era un jolgorio propio de un partido en la cumbre. Así tratan hoy en día al Sevilla y es algo de lo que los aficionados blanquirojos deben sentirse orgullosos.
Otro ejemplo lo pudimos vivir el pasado sábado en Bilbao, como celebraban los jugadores vascos y sobre todo la grada, como cuando golean a alguno de los dos gigantes de este país... igual. El recibimiento que le espera a los de Jiménez esta moche en la vuelta de la Copa no variará mucho, todos los ojos del balompié patrio estarán puestos en el Camp Nou. El campeón defiende su título.
0 Comentarios:
Publicar un comentario