Te frotas los ojos y ves que juegan Mosquera y Escudé en defensa, parapadeas un poco y compruebas que sale el tribote (Keita, Maresca y Renato) para un partido de casa en el que hay que atacar mucho, y aun con la vista nublada observas que el pobre Kerzhakov quedará aislado arriba como sucediera en Barcelona con Kanouté.

Pero han sido muchas veces las que has pensado que Juande se equivocaba y después todo fue bien. Hoy no fue ese día.

El esperpéntico partido del Sevilla parecía una trágica pesadilla de tiempos pasados. No se pueden fallar más goles y más claros que en este partido, desafortunadísimo el partido de Kerzhakov.

Ya a comienzos de la segunda mitad, el RCD Español se acomodaba con un 0-2 que dejaba heladala grada del Sánchez-Pizjuán.

Pronto empieza a despejarse esa pesadilla, entran Koné, Kanouté y Capel, pero se queda Maresca que es colocado como central junto a Escudé... un suicidio. El Sevilla se lanza a la heróica y logra empatar el encuentro.

Y con un Español defendiendose como gato panza arriba, un Sevilla volcado buscando el 2-3, ocasión tras ocasión, cuando el gol parecía cuestión de tiempo... contragolpe afortunado de los periquitos que pillan a Maresca atrás, lo vuelven loco y se llevan los tres puntos. Partido de locura.

Increíble que un Español que llega tres veces marque tres goles y un Sevilla que llega veinte veces CLARÍSIMAS sólo haga dos y por los pelos.

El partido deja muchas lecturas, muchas cosas que mejorar o que cambiar. Pero si hay una que es obvia es que este Sevilla tiene que jugar SIEMPRE con dos delanteros. Juande rectificó este aspecto, pero muy tarde.