Entre muchas de las cosas que sucedieron ayer sobre el césped del Ramón Sánchez-Pizjuán, hubo una que quizás pasara por alto pero que ya se venía advirtiendo desde algunos días.

Desde la entrada de Michel Platini como presidente de la Uefa han sido muchos los cambios en este organismo del fútbol europeo. Una de las cosas que más recientemente han variado es la de que se recomienda que sean los árbitros los que paren el juego cuando haya un jugador lesionado en el terreno de juego.

Ayer, cuando el Sevilla se venía arriba una vez empatado el partido, el Español intentaba jugar sus cartas al verse desbordado por los constantes ataques del equipo local. Las perdidas de tiempo eran continuas, algo lógico y natural.

En una de las veces que el Sevilla roba el balón, un jugador españolista se tira el tapete con la intención de parar el franco contragolpe de Koné que se iba con mucho terreno por delante junto a varios compañeros y muy pocos defensores catalanes.

El público jaleaba a su futbolista para que siguiera la carrera y no cediera ante el evidente teatro del contrario. Es en ese momento cuando Mejuto, el colegiado del partido, para el juego y corta la ocasión clara de peligro de los nervionenses. Como no podía ser de otra manera, la bronca fue general.