On 25 ago 2010 0 Comentarios

Digo yo, que algo se habrá hecho mal. Desde mi butaca, junto con varios miles de sevillistas más, contemplaba atónito hace unos minutos el tremendo espectáculo del Sánchez-Pizjuán. El derrumbe, cual castillo de naipes, de un equipo construido con acierto años atrás, pero parcheado con retales inservibles en los últimos tiempos. Uno mira al Barcelona, al Real Madrid, al Liverpool, y ahí ve a los buenos. Jugadores que antaño conformaban una estupenda plantilla, repartidos por los mejores clubes de Europa. ¿Qué sucede si se mira a casa? Pues que uno sigue viendo a Romaric, a Konko, a Duscher, Acosta, etc. Señores que han demostrado ya sobradas veces que no son aptos para participar en un proyecto del calibre pretende el Sevilla FC.


Un club serio como el FC Barcelona (por ejemplo) contrata a Chigrinski en invierno, no llega al nivel y se deshace de él en junio. Ficha a Ibrahimovic, no se adapta y ya está trabajando duro para largarlo. Aquí se aguanta dos años a Mosquera y tres a tipos como Romaric, por poner un ejemplo. El equipo se devalúa temporada tras temporada. Vive de una magnífica cosecha de futbolistas, la del 2005, y de contadas excepciones. Hay un antes y un después que se puede observar de manera meridianamente clara. El mercado de la temporada 2007/2008, curiosamente la primera de Champions. A partir de hay se produce un punto de inflexión en el que los errores superan con creces a los aciertos. ¿Los responsables de estos fallos? Los mismos que los de los aciertos, los que ostentan la responsabilidad.

El primer aviso serio llegaba al final de la pasada campaña, con un cuarto puesto sobre la bocina. Pero aquí no pasa nada. Lo de anoche en el estadio no fue un segundo aviso, fue directamente un bofetón, el primer bofetón serio. Este es un primer análisis, unas primeras impresiones así a vuela pluma. Profundizaremos más cuando el bochorno y el cabreo nos permitan ver más allá de la humillación sufrida a manos de un equipo como el Braga.

No me quería despedir sin hacer un último recordatorio para los cortos de miras, que los hay. Si se siente usted decepcionado por este post quizás sea porque esperaba leer su propia opinión, no la nuestra. Atentamente, La Gerencia.

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