Las desafortunadas declaraciones de Luis Fabiano a la finalización del partido de Palma de Mallorca no hacen más que deslucir la brillante y trabajada victoria de todo el equipo a falta de pocas jornadas para el final del campeonato. El egoísmo del goleador brasileño roza la desvergüenza, ya que antepone sus logros personales a los de la entidad: "si me quitan en todos los partido es mejor quedarme en el banquillo".
Hace ya algún tiempo que a Luis Fabiano se le viene soltando la lengua más de lo que sería aconsejable, son ya varios los meses en los que al matador sevillista se le ve más preocupado por sus intereses personales que por los del club que le paga y que le está abriendo un nombre en el panorama futbolístico mundial.
Hace ya algún tiempo que a Luis Fabiano se le viene soltando la lengua más de lo que sería aconsejable, son ya varios los meses en los que al matador sevillista se le ve más preocupado por sus intereses personales que por los del club que le paga y que le está abriendo un nombre en el panorama futbolístico mundial.
La primera bofetada sin mano le llega desde su propio vestuario. El africano Frédéric Kanouté, en la presentación del que será un importantísimo evento sobre el tapete del Sánchez-Pizjuán, realizaba estas declaraciones al preguntársele por su compañero de delantera: "No estar en el campo es un poco duro pero hay que aceptarlo y hay que hacer avanzar al equipo". La otra lección de profesionalidad se la da semana sí y semana también su compatriota Daniel Alves que, a pesar de reconocer su deseo de salir en verano, lo da todo en cada minuto de cualquier partido.
Una nueva metida de pata de O'Fabuloso que, una vez más demuestra ser tan buen futbolista dentro del terreno de juego como torpe y endiosado cuando está delante de un micrófono.
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