Es difícil asimilar la derrota cuando durante dos años has llegado asiduamente al final de todas las competiciones en las que has participado, eso le ha ocurrido al Sevilla FC en la tarde noche de ayer. Extraño por desconocido, extraño por olvidado. Porque desde hace dos años el equipo sevillista no sucumbía en una eliminatoria directa en Europa, desde aquella eliminación ante el Parma con Caparrós en el banquillo no se conocía nada igual.
Anoche los sevillistas perdieron la eliminatoria por lo mismo que vienen perdiendo partidos a lo largo de esta temporada, por errores propios. La defensa es un flan, pero si a eso se le suma el balón parado, el suicidio es pleno. Cada corner, cada falta, cada balón colgado al área es un suplicio para los hispalenses. Antes el peligro venía en las faltas que bordeaban el área blanca, ahora cada adversario que cuente con un centrador más o menos normal, sabe que tiene en cada golpe franco en tres cuartos de campo sevillista una ocasión clara de gol para su equipo.
Anoche los sevillistas perdieron la eliminatoria por lo mismo que vienen perdiendo partidos a lo largo de esta temporada, por errores propios. La defensa es un flan, pero si a eso se le suma el balón parado, el suicidio es pleno. Cada corner, cada falta, cada balón colgado al área es un suplicio para los hispalenses. Antes el peligro venía en las faltas que bordeaban el área blanca, ahora cada adversario que cuente con un centrador más o menos normal, sabe que tiene en cada golpe franco en tres cuartos de campo sevillista una ocasión clara de gol para su equipo.
No basta con meter cincuenta y tantos goles si cuentas con treinta y tantos en contra. El once titular del Sevilla sabe que sale en cada partido con, al menos un gol en contra de media, seguro. Es muy difícil, por no decir imposible, que este equipo deje su portería a cero. Y la cosa adquiere el grado de sangrante cuando el entrenador tiene la mala fortuna de hacer unas declaraciones tras el choque diciendo que esos fallos defensivos no se pueden entrenar...
La sensación es que al Sevilla se le vuelve a escapar un partido (una eliminatoria en este caso) en el que el rival era claramente inferior, una de tantas veces a lo largo de esta campaña. Tenía la parroquia sevillista muchas ilusiones depositadas en esta competición, pero ahora los jugadores deben luchar por lograr el objetivo de renovar esas ilusiones para la próxima campaña poder sacarse la espinita.
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