Se juega bien al fútbol, se da espectáculo, el equipo sale al ataque como siempre, el once inicial es el más adecuado a priori, se llega a la portería contraria una y mil veces, merece ganar claramente... ¿Quién es?, el Sevilla Fútbol Club.
Cuarta derrota consecutiva, algo que no se recordaba por la capital hispalense. Desde el año 94 no tenía lugar algo parecido y, por supuesto, desconocido en la era Juande Ramos.
Cuarta derrota consecutiva, algo que no se recordaba por la capital hispalense. Desde el año 94 no tenía lugar algo parecido y, por supuesto, desconocido en la era Juande Ramos.
Si en algunas de la últimas derrotas el técnico manchego no estuvo acertado en su planteamiento, la derrota del sábado en La Romareda no podemos achacarla a nadie en concreto.
La buena suerte se alió con los maños que sólo necesitaron dos tiros en todo el partido para hacer los dos tantos que reflejaba el luminoso al final de los 90 minutos.
Ocasiones flagrantes de Koné, Luis Fabiano, etc... al limbo. Evidentemente así no se puede ganar, pero si aparte la defensa se muestra blandita, blandita, es imposible que el Sevilla levante cabeza.
Es cierto que este equipo y sus integrantes tienen todo el crédito del mundo, pero más de uno ya tiene la mosca detrás de la oreja.
Precisamente el martes que viene en Champions sería una buena oportunidad para dar un puñetazo en la mesa y empezar a cambiar este rumbo negativo en el que está navegando el Sevilla FC.
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